Una dura crisis que no desaparece

8 Septiembre 2013

Noticias COIRCO - 2013 - 066 - Foto 1En las jornadas realizadas en Casa de Piedra se puso de manifiesto, una vez más, la preocupación existente por la seguidilla de años de pocas nevadas, lo que ha repercutido seriamente en la disponibilidad de agua, en particular para riego y generación energética.

DAVID ROLDAN «La Nueva Provincia» droldan@lanueva.com

Aun cuando no se han establecido los pronósticos definitivos –cosa que ocurrirá a comienzo de octubre– todo hace suponer que la cuenca del río Colorado seguirá inmersa en una crisis con pocos antecedentes en las últimas décadas.

Esto se desprende de los registros de precipitaciones níveas ocurridas en las nacientes de ese curso de agua, particularmente en Valle Hermoso, donde se alimenta al principal afluente, el río Grande.

Es cierto que a mediados de este invierno parecía que se repetiría un ciclo parecido al del 2011/12, que fue muy magro, pero posteriormente, y por fortuna, se dieron algunos fenómenos intensos de frío que permitieron equiparar los valores a los existentes el año pasado, para esta época.

Esto produjo cierto respiro entre todos los sectores involucrados con el Colorado, en especial los productivos, que vienen soportando las consecuencias de la carencia de los caudales que había en otras épocas más benignas.

Estos y otros aspectos de la cuenca fueron analizados en el transcurso de las segundas jornadas realizadas en la villa turística de Casa de Piedra, organizadas por el Comité Interjurisdiccional del Río Colorado.

La mesa principal del acto inaugural fue ocupada por el subsecretario de Fomento y Desarrollo Provincial del ministerio del Interior, ingeniero José Luis Barbier, a quien acompañaron el titulardel Coirco, ingeniero Miguel Boyero, el secretario de Recursos Hídricos de La Pampa, ingeniero Néstor Lastiri, y el delegado organizador de la comuna de la villa Alberto Campos.

La platea estuvo compuesta por representantes de distintos organismos de las cinco provincias que limitan con el río –Buenos Aires, La Pampa, Neuquén, Río Negro y Mendoza–, advirtiéndose la presencia de un nutrido grupo de productores del valle bonaerense, así como miembros de Corfo.

Esta gente, como era lógico, puso su interés en saber qué ocurriría en lo que resta de la campaña productiva ya iniciada, dadas las noticias que anticipaban nuevas restricciones en la provisión de caudales.

El primer orador fue el gerente técnico de Coirco, ingeniero Fernando Andrés, quien delineó lo sucedido en los últimos seis ciclos, que estuvieron signados por registros inferiores a la media histórica que presenta el río, que es de alrededor de 4.600 hectómetros cúbicos.

«Hemos tenido un déficit de 7.200 hectómetros cúbicos, que superan largamente lo que se puede conseguir en un año y medio de escurrimientos», graficó.

Admitió que hubo sequías importantes en las décadas del 40 y del 60, del siglo pasado, aunque, claro, no era igual el estado de desarrollo de la cuenca y, por lo tanto, no era similar la demanda de agua.

Los caudales que llegan desde Buta Ranquil –dijo– comenzaron a disminuir en 2007/08. La situación no llegó a ser tan comprometida de ahí en más, en virtud del trabajo hecho en conjunto entre el Coirco, las provincias, y las áreas en explotación, para entregar lo necesario para riego y agua potable. Dibujo

También recordó que ya en 2010/11 se inició una veda extraordinaria, llevando a 20 metros cúbicos la salida desde las compuertas del dique, a los efectos de generar un recupero, intensificándose el ajuste este año, con 15 metros cúbicos por segundo.

Esos 15 metros cúbicos por segundo permitieron recuperar 2,37 metros la altura del lago (unos 340 hectómetros cúbicos), aunque ya se advierte una pérdida de entre 2 y 3 centímetros diarios.

Y mientras en la alta cuenca existe un nivel de nieve igual al año pasado, hoy por hoy se advierte que deben estar llegando al lago 42 metros cúbicos por segundo, en tanto ya se erogan 85 metros.

El ingeniero Andrés sostuvo que recién entre el 1 y el 4 de octubre se tendrá un pronóstico definitivo, de parte de la subsecretaría de Recursos Hídricos, a partir del cual se sabrá cuál es el panorama para el resto del ciclo iniciado.

«El desafío pasa por seguir operando el sistema en base a las necesidades acordadas, estimando que vamos a tener un derrame igual o algo inferior al período anterior», comentó.

Andrés calificó de inédita a esta situación, pues la pérdida de niveles está llegando a valores que sólo se registraron en la década del 90, cuando, en contrapartida, se estaba formando el lago.

Finalmente recomendó seguir trabajando en forma coordinada entre el Coirco y los demás sectores, a los efectos de manejar de la mejor manera posible esta crisis que –sostuvo– parece no tener fin.

«Será un año mucho más difícil»

El ingeniero Marcos Aragón, gerente técnico de Corfo Río Colorado, se mostró muy preocupado por el panorama que se presenta en la cuenca.

Primero hizo un repaso muy rápido de lo realizado en el valle bonaerense frente a la caída de las entregas de agua y destacó el rol que tuvieron los productores, al reconocer las dificultades y emprender distintas acciones que permitieran un mejor aprovechamiento de los caudales.

«Por eso era importante que una delegación estuviese aquí, –en Casa de Piedra– para que, entre todos, planificamos las nuevas tareas a desarrollar», dijo.

Todos debemos entender el problema y, en lo posible, sacar algo positivo, que pasa por mejorar los sistemas de riego entre chacareros, entidades y consorcios», acotó.

Reconoció Aragón que fue favorable trabajar con la gente del Coirco, planificando día a día.

No obstante, advirtió: «La crisis de este año va a ser mucho más dura».

Es que aquella reducción del 15 por ciento en la entrega de agua al valle bonaerense, ocurrida un año atrás, se transformó ahora en un 25 por ciento, al menos hasta que se conozcan los pronósticos definitivos.

«Y esto pega directamente en la producción, con un achique importante en el área de pasturas regadas (unas 20.000 hectáreas, el ciclo pasado), que es lo primero que se deja de lado», sostuvo.

Explicó que ya ha comenzado la siembra del grueso de la cebolla, en tanto en estos días se inició la presiembra de girasol y luego empezarán los riegos presiembra del maíz.

Con relación a la cebolla, Aragón afirmó que se insistió, ante los productores, que se repetirá la escasez de agua.

Esto, en función de que en el ciclo anterior hubo buenos precios y –como suele suceder– todo hacía presumir un mayor área sembrada.

«Creemos que algo se va a incrementar. Tal vez un 10 o 15 por ciento, aunque esto se sabrá después que gente del departamento de Economía de la Universidad Nacional del Sur haga la encuesta anual sobre intención de siembra», dijo.

Aragón admitió que, en general, los productores son muy conscientes de las dificultades existentes.

«De todas formas, y a largo plazo, –afirmó– deberemos insistirse en varios proyectos».

En la zona de riego, pasa por revestir canales y la aplicación de nuevas técnicas para la producción, entre otros.

En la cuenca, en las grandes ideas, como la de concretar nuevos reservorios (está proyectado Portezuelo del Viento y en etapa de análisis Huelches) y en un trasvase de caudales desde el río Negro al Colorado.

«Hoy por hoy, esta última es la principal solución para nosotros, que estamos en la parte final del sistema. Si bien hoy no tenemos valores extremos de salinidad, ya vemos cómo este factor crece peligrosamente y terminará castigando al área de producción», dijo.

Reclamó Aragón seguir trabajando mancomunadamente entre los miembros de todos los organismos y pidió al sector político que tome conciencia de esta preocupación.

«Habrá que establecer los cupos del Negro que corresponde a las tres ribereñas (Neuquén, Río Negro y Buenos Aires), hacer acuerdos a futuro entre Villarino y Patagones, pensar en un proyecto, buscar financiación y emprender esta obra (la del trasvase) que tiene una gran magnitud», reflexionó.

D.R.

 En dos trazos

Posiblemente, nada sorprenda a la gente que circula por la ruta nacional 152 y cruza de punta a punta el dique Casa de Piedra, más allá de ver un río, de un lado, y un lago, del otro.

Claro que quienes hemos ido en más de una ocasión a la villa turística que crece allí nomás, nunca pensamos en que se repetiría una imagen que observamos en la década del 90.

La diferencia está dada en que, por aquel entonces, el lago iba creciendo lentamente, recolectando caudales que llegaban desde las nacientes, para originar el primer gran embalse del río Colorado.

Hoy, en cambio, ese espejo se ha ido deprimiendo lenta pero inexorablemente, porque es menor el volumen que ha venido ingresando respecto del que sale.

Ya no alcanza con advertir las marcas que dejó el agua en las tomas, sino que la ribera, en un momento tan próxima a la propia villa, se fue alejando, desnudando una playa arenosa, mientras en otras zonas se advierten pequeños islotes.

Lo que más preocupó a quienes fuimos a las jornadas ya no es lo que pasó, pues ya pasó.

Lo más angustiante es poder determinar cuándo se va a detener este ciclo tan, pero tan seco, que hasta ha comenzado a minimizar la trascendencia de un lago artificial que había cambiado un paisaje con características eminentemente patagónicas.

Durante dos días soportamos un poco de frío y otro poco de calor, aunque debemos admitirlo, no extrañamos el viento típico de esa zona.

Y nos marchamos con el deseo de que, el año próximo, retornen las intensas nevadas en las altas cumbres, así volvemos a recuperar una imagen del lago que nunca imaginamos que se podría perder.

Fuente La Nueva Provincia

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08 septiembre 2013
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