Una crisis que dejó lecciones

2 Noviembre 2013

EDITORIAL – LA NUEVA PROVINCIA

NADIE, SEGURAMENTE, se imaginaba que una de las cuencas hídricas más importante de la Patagonia, como es la del río Colorado, iba a enfrentar una de las mayores crisis de las últimas décadas.

PORQUE ALCANZABA con asomarse al cauce, en cualquier cruce o en cualquier orilla, para comprobar el potencial que presentaba en su largo trayecto que arranca en proximidades de la Cordillera de los Andes para finalizar en su contacto con el océano Atlántico.

ES QUE año tras año, las nevadas que se producían en invierno en las nacientes de los dos afluentes principales, los ríos Grande y Barranca, servían para alimentar en forma suficiente, sin que se viera un cambio en este ritmo natural.

ES CIERTO que han existido algunos períodos muy secos, tiempo atrás, pero de inmediato se daba un año rico y muy pronto se olvidaban las consecuencias de esa escasez. Lo que viene ocurriendo en los últimos ciclos tiene pocos antecedentes. Primero se dieron tres secos, a los que se agregaron otros cuatro extrasecos, incluido el actual, lo que significa un volumen inferior a la media que escurre por el cauce.

LEJOS DE ser meros espectadores de lo que sucedía, todos los sectores vinculados con la problemática del río Colorado, guiados por el Comité Interjurisdiccional del Río Colorado (Coirco), se pusieron a analizar la situación y buscar las soluciones más adecuadas para tratar de paliar la crisis.

Y, MAS allá de que existe un gran regulador en la parte media de la geografía, como es Casa de Piedra, hubo que recurrir a medidas extremas porque las magras nevadas también han puesto en apriete al embalse, que, hoy por hoy, ha caído a niveles similares a los que se daba en la década del 90, cuando comenzó el llenado de ese vaso gigante.

DENTRO DE lo negativo ha surgido un aspecto positivo. Y está dado por la actitud que han tenido los productores de diversas áreas, en particular del valle bonaerense, que tomaron conciencia del panorama difícil que se presentaba ante la eventual repetición de otro año complicado.

ASI FUE que, junto con las autoridades de los distintos organismos, comenzaron a actuar de inmediato, en procura de coordinar políticas para el manejo de los caudales, buscando, al mismo tiempo, de eficientizar el uso del agua destinada al riego de los sembradíos.

HOY PUEDE afirmarse que, frente a una crisis que no pasó, sino que se ha profundizado aún más, al menos quedó como lección la necesidad de ser cuidadosos con un recurso que alguna vez pareció ilimitado, pero que la naturaleza demostró que puede llegar a escasear y mucho.

Fuente La Nueva Provincia

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2 Noviembre 2013
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