7 Mayo 2013
CON CLARIDAD expone un reciente informe publicado por este diario la verdadera crisis hídrica que atraviesa el río Colorado, una de las cuencas más importantes de la Patagonia argentina.
ES QUE no existen, al menos en las últimas décadas, muchos antecedentes sobre la acumulación de seis años de escasas nevadas en la zona de las nacientes, con la particularidad de que, en los últimos ciclos, la sequía se acentuó, dejando registros muy por debajo de los promedios.
ES CIERTO que la presencia de un dique regulador, como Casa de Piedra, ha posibilitado no sólo la acumulación de los caudales importantes cuando se produjeron, sino un manejo adecuado, al punto de no dilapidar reservas que en otras circunstancias hubiesen terminado en el océano Atlántico.
DE TODAS formas, la rigurosidad del fenómeno natural ha llegado a un extremo tal que ya se corre el riesgo de sufrir, en el ciclo que viene, restricciones más acentuadas de las que se dieron en el último año productivo en valles, como el bonaerense, administrado por Corfo.
NADIE PUEDE decir, hoy por hoy, qué podrá ocurrir en el invierno que se aproxima en materia de nevadas. De todas formas, sí está claro que, por más que llegue un año rico, igualmente habrá que tratar de recuperar parte de los caudales perdidos.
POR LO pronto, todos los sectores involucrados, bajo la coordinación del Comité Interjurisdiccional del Río Colorado, acordaron abrir al mínimo las compuertas del dique, de forma tal de mantener servicios esenciales, como proveer de agua a las poblaciones y mantener el cauce en condiciones para las futuras crecientes.
ESTO HA sido posible sólo por una real toma de conciencia de estar frente a una verdadera crisis y que no se sepa qué puede ocurrir de ahora en más. Positiva ha sido, también, la actitud de los productores, que extremaron medidas a efectos de hacer un uso más racional del agua, conscientes de que no queda otro camino para mantener la actividad, sin que se deterioren demasiado los resultados, tal cual ocurrió en el último ciclo productivo, al menos en el valle bonaerense.
FRENTE A estos caprichos naturales, habrá que seguir pensando en emprender nuevas obras de regulación a lo largo de la cuenca. Algunos proyectos están en camino, aunque lejos de su realización; otros, apenas en estudio, y está claro que cualquier iniciativa de este tipo lleva muchos años de análisis y de concreción.
ES HORA, por lo tanto, de enfrentar con rigurosa seriedad los tiempos que se vienen, sin dejar de pensar en los riesgos que pueden presentarse para las futuras generaciones por carencia de un recurso indispensable como el agua. Claro que para esto se necesita imaginación, grandeza y decisión, cualidades que no siempre sobran entre nuestros políticos y gobernantes.
Fuente La Nueva Provincia
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