Juntos por el río

6 Agosto 2013

SUELE SER una constante que los seres humanos no prestemos la debida atención al medio ambiente en que vivimos de la manera en que sería aconsejable. Pruebas de esto hay a cada paso, particularmente donde existe una mayor concentración popular.

¿QUIEN NO ha advertido, alguna vez, como, inexplicablemente, se abre la ventanilla de un automóvil y se arroja afuera un papel como si la vía pública fuera un canasto de basura?

¿QUIEN NO ha observado, en especial en verano, cómo, al final de una jornada concurrida, en las playas quedan diseminados todo tipo de residuos, sin que buena parte de los turistas adviertan que la única forma de prolongar el disfrute del lugar es cuidándolo?

CIERTO ES que, con una actitud digna de la más clara cobardía, no faltan aquellos que miran a uno y otro lado y, si no advierten la presencia de algún testigo, descargan bolsas llenas de basura en los lugares que no están habilitados para ese fin.

LOS RIOS y arroyos, a la postre, terminan siendo los colectores principales de todo lo que puede arrastrar la correntada y el mar será, finalmente, el último destino de cuanto pueda llegar.

EN LA práctica, no resulta fácil advertir qué es lo que en esos cauces puede haberse descargado, sencillamente porque el intenso volumen que circula no permite distinguir.

PERO, EN circunstancias como la que ha tocado padecer a la cuenca del río Colorado, donde se redujo al máximo la erogación desde el dique Casa de Piedra, se dio la oportunidad de descubrir buena parte de cuanto allí se había arrojado.

AFORTUNADAMENTE, Y por iniciativa de las respectivas áreas de Medio Ambiente de las comunas del Río Colorado y La Adela, se pudo llevar adelante un operativo que permitió la recuperación de elementos de todo tipo del cauce en esa zona.

FUE CUANDO alrededor de 150 personas –entre ellas, muchos adolescentes–, junto con las autoridades y miembros del cuerpo de bomberos voluntarios, emprendieron una profunda limpieza de ese recurso hídrico.

Y LLAMO la atención encontrar gran cantidad de elementos extraños en el lecho, como hierros, chapas y hasta autopartes de vehículos, respaldos de camas, cubiertas de autos, camiones y camionetas, partes de cocinas y juguetes que utilizan los más pequeños.

LOS VOLUNTARIOS aprovecharon la ocasión para quitar de las riberas, costas y costaneras basura acumulada; se desmalezó, se quitaron troncos secos, escombros y decenas de animales sueltos, entre otros elementos.

EN DEFINITIVA, una actitud valorable que bien podría ser copiada en otras partes de esa misma cuenca y, por qué no, en otros arroyos y cauces menores. Nuestro medio ambiente está pidiendo a gritos cuidado y protección. Si no prestamos atención a este reclamo, con el tiempo pagaremos las consecuencias.

 

Fuente La Nueva Provincia

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6 Agosto 2013
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